Desde las sierras de Alta Gracia, en medio de la semana santa y pensando con el equipo sobre qué película podríamos rescatar este sábado, solo se me venía a la cabeza la imagen del rostro más icónico posiblemente de la historia del cine que tenga tintes espirituales: Juana de Arco de Carl Dreyer.
Este filme es una bisagra en la historia del cine ya que coincide con la llegada del sonido al cine, y a su vez es una declamación de la potencia de la pura imagen para transmitir sentido y sentimientos. Es un filme que fue concebido silente, sin ningún sonido diegético ni incidental, que ubica al espectador en una dimensión de trance, de pura emocionalidad latente, algo que años después los grandes admiradores de Dreyer como Pasolini y Tarkovsky llevarían a otro nivel. Creo que que La Pasión de Juana de Arco tiene mucho para contarnos todavía, para hacernos sentir. porque es compleja en su hacer, en su historia, y en la huella que tiene hasta el día de hoy, una oda a los primeros planos, tal vez una ventana al gran alma de lo sagrado que habita en la humanidad toda. Polémica en su estreno, polémica hasta hoy. La Passion de Jeanne d'Arc (1928) Carl T. Dreyer. (ver por acá).
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AutorCrónicas de la Luz es una columna sobre cine que forma parte del programa cultural SobreMesa, se emite todos los sábados de 15 a 17 horas online por Radio Trend Topic. |